domingo, 21 de marzo de 2010

Momento de tensión

Íbamos de camino al hospital con el coche de mi padre, detrás de la ambulancia en la que iba mi madre. Ya estábamos en el hospital y en cuanto salió de la ambulancia dijo: ¡Ay! ¡Qué dolor! ¡Dios mío! y yo dije: ¡Ay! ¡Mi madre que se me muere!, y mi padre me dijo que no me preocupara que mi madre salía de esta. Entró en el quirófano y nosotros nos quedamos en unas butacas en la sala de espera con ganas de que saliera el médico diciéndonnos que ya estaba mejor y que la operación había sido todo un éxito.
Pasaron seis horas y no salió nadie para decirnos si mi madre estaba bien o mal. Eran las cinco en punto de la madrugada, pasó otra hora y por fin salió e doctor y dijo:
-Familiares de María.
-Sí.
-La operación se complicó: se empezó a desangrar...y murió.
-¡Oh! ¡No! no puede ser cierto.
-Dígame que no es verdad.
-Señor, su mujer, la farola contra la que chocó con el coche era muy baja y se clavó un tubo oxidado a la altura del corazón y cuando llegó al hospital había pérdido mucha sangre. Lo siento.

Todos empezamos a llorar y en todos estos días a penas dormimos...

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